La Organización Panamericana de la Salud descubrió que tanto fumar como consumir tabaco sin humo causan cáncer de la boca, los labios, la garganta (faringe y laringe) y el esófago.
La extirpación quirúrgica de una laringe cancerosa puede obligar a practicar una traqueotomía, es decir, a perforar el cuello y la tráquea para permitir que el paciente respire.
Los fumadores corren un riesgo significativamente más elevado de sufrir leucemia mielógena aguda; cáncer de los senos nasales y paranasales; cáncer colorrectal, renal, hepático, pancreático, gástrico y ovárico, y cáncer en las vías urinarias inferiores (vejiga urinaria, uréteres y pelvis renal).
Algunos estudios también han demostrado que existe una relación entre el consumo de tabaco y un mayor riesgo de padecer cáncer de mama, en particular en las fumadoras empedernidas y las mujeres que empiezan a fumar antes de su primer embarazo.
También se sabe que fumar aumenta el riesgo de cáncer cervicouterino en las mujeres infectadas por el virus del papiloma humano.
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